Todos necesitamos la claridad del espacio en el que vivimos.

Según la noticia sacada del periódico El Diario de Sevilla .»Los vertederos también son paisaje» El orden forma parte de la racionalidad, todos necesitamos la claridad del espacio en el que vivimos.

Florencio Zoido es uno de los fundadores de la escuela andaluza de geógrafos, una de las más fructíferas de España en su disciplina. Aunque de origen extremeño, llegó a Sevilla con apenas 11 años, justo en el momento de comenzar sus estudios de Bachillerato, primero en la Academia Orad y luego en el Instituto San Isidoro. De sus orígenes rurales conserva una cierta desconfianza inicial en el trato, unas maneras educadas y tímidas y un sentido común que se pone de manifiesto durante toda la entrevista. Llegó a la Geografía de la mano del que fuese su profesor en el Instituto de San Isidoro, José Muñoz Pérez, y ha dedicado gran parte de su carrera al estudio de la ordenación del territorio y el paisaje, materias en las que, pese a lo que se ha avanzado en España, aún queda mucho por hacer. Catedrático de la Universidad de Sevilla jubilado con numerosas publicaciones en su haber, en la actualidad es el director del Centro de Estudios Paisaje y Territorio (CEPT), creado en 2005 por la Junta de Andalucía y las universidades de Sevilla, Granada, Málaga, Córdoba, Cádiz, Almería, Huelva, Jaén, Internacional de Andalucía y Pablo de Olavide.

-Me he dedicado a la ordenación del territorio y al paisaje. Es decir, el paisaje como un concepto que ayuda a un mejor orden territorial, a una mejor disposición de las cosas en el espacio.

¿Por qué nuestra obsesión por ordenar el territorio?

-El orden forma parte de la racionalidad. Todos necesitamos la claridad del espacio en el que vivimos; no nos encontrarnos bien en los lugares desordenados. De hecho, una parte importante del proceso educativo es enseñar al niño a ordenar su cuarto o a poner la mesa de forma simétrica. Quien se encarga de lo público debe asegurar una base territorial en la que se desenvuelva luego la actividad privada, crear una estructura en la que luego se pueda desarrollar la creatividad y la libertad. El espacio no es infinito y hay que saber cómo se usa mejor. Igual que somos personas en el tiempo somos personas en el espacio.

¿Cuáles son los primeros indicios arqueológicos del hombre ordenando el territorio?

-Tuvo que haber intentos desde los tiempos más remotos. Recientemente, hicimos un trabajo para la declaración de los Dólmenes de Antequera como Patrimonio Mundial. Estamos hablando de hace 5.000 años y ya se detecta una clara voluntad de los constructores de relacionarse con el entorno, hasta en los aspectos más simbólicos. Que haya una relación productiva con el entorno para comer lo entiende cualquiera, es algo inmediato; pero que ésta sea de carácter simbólico y que tenga en cuenta los solsticios… eso es algo muy elaborado que existe desde hace mucho tiempo. La relación del hombre con el espacio donde actúa es insoslayable.

«UNA DE LAS MANERAS DE FRENAR LOS INCENDIOS EN LAS DEHESAS ES QUE EL GANADO VUELVA AL CAMPO»

Muchos hemos visto desaparecer, transformarse o degradarse paisajes que eran importantes en nuestra vida… No sé si es su caso. 

-Sí, claro. Al haber nacido en Extremadura, mi paisaje indentitario es la dehesa, a la que yo acudía constantemente. Sin embargo, hoy es muy difícil que se conserven como antes. En primer lugar, porque antes se sembraban cada seis o siete años de cebada o trigo, con lo cual se mantenían limpias. Después venía el ganado: las vacas, los cerdos, las cabras… todos esos animales comían en ese espacio. Sin embargo, hoy las dehesas están abandonadas y apenas se mantienen las actividades que hacían que fuesen un bosque aclarado. De esta manera se llenan de matorrales, se ensucian, aumentando la posibilidad de incendios que son imparables. Una de las posibles soluciones para frenar los incendios es que vuelva el ganado al campo. Ahora, con el cambio climático, hay un problema añadido: la enfermedad de la seca. Los árboles se están secando porque se pudren las raíces y no sabemos muy bien a qué se debe.

¿Hay algún tipo de estudio de cómo afecta al hombre la destrucción del paisaje?

-Desde hace bastante tiempo hay una corriente que se llama del paisaje terapéutico. Defiende que hay una unión entre un buen paisaje y la buena salud, y viceversa. Es una tradición que tiene ya varios siglos. Piense que los balnearios, que se empezaron a construir en el XVIII, estaban en lugares especialmente hermosos o que los romanos crearon aquello que llamaban el locus amoenus (lugar ameno o idílico). En Norteamérica hay hasta una escuela que pinta grandes paisajes para exponerse en sitios públicos, porque dan serenidad a la gente. Ese pintar la naturaleza estuvo muy vinculado al nacimiento en EEUU de los parques nacionales.

La relación entre pintura y paisaje es muy importante.

-Como escribió Caro Baroja, el paisaje lo crearon los santos, los pintores y los poetas. Concretamente, san Francisco de Asís, el Giotto y Petrarca. La aportación de los pintores es importantísima. El paisaje aparece al principio como fondo pero, poco a poco, la figura humana se va reduciendo y el escenario va creciendo.

«EN ESPAÑA SE PUEDEN HACER RUTAS DE 250 KILÓMETROS SIN SALIR DE UN POLÍGONO INDUSTRIAL»

¿Y los científicos?

-Ya en el siglo XVIII, Humboldt escribe textos muy descriptivos de la naturaleza en los que se ponen de manifiesto sus aspectos estéticos. Posteriormente, debido a la destrucción de la naturaleza, el paisaje se ha convertido en un tema social.

La preocupación ha sido continua desde que la Revolución Industrial comenzase sus estragos en el paisaje.

-Sí, por eso un organismo como el Consejo de Europa tomó la iniciativa de hacer en 2000 un Convenio Europeo del Paisaje, que es con el que trabajamos en la actualidad.

¿Y qué establece este convenio?

-Que todo el territorio es paisaje y que todo paisaje debe tener la suficiente calidad ecológica, funcional y estética o escénica. Es decir, que el espacio donde vivimos debe ser sano, útil y bello. Entre otras cosas, esto significa que los vertederos también son paisaje, por lo que hay que preocuparse por ellos.

¿Es posible sanear estos vertederos?

-Por ejemplo, en Alemania, con fondos europeos, se han saneado muchísimos terrenos altamente contaminados, sobre todo en las cuencas carboníferas de la antigua RDA. Hay que tener cuidado con esos lugares, porque traen parejos muchos problemas, como la contaminación de los acuíferos. En general, las políticas ambientales están haciendo su papel y se ha conseguido mucho, como el control de los usos de los fertilizantes, pero quizás se ha trabajado bastante en la calidad ecológica y la funcional, pero se ha olvidado la escénica, que es la que la gente asocia con el paisaje… En España hay trayectos en los que no sales de un polígono industrial en 250 kilómetros.